10.2.15

Guerra de delegados capítulo 7

Buenas tardes lectores, hoy es un día muy muy especial por que es el cumpleaños de mi primita pequeña a la que quiero mucho, así que felicidades y os traigo otro capítulo de la serie de guerra de delegados, por ahora sé que está siendo un poco monótona, pero es que no tenía mucha inspiración por aquel entonces, hoy en clase de Sociales, cómo no tenía nada que hacer pues me puse a escribir y mi profesora CASI me pilla, pero fui ágil cómo una ninja y cerré el Word(en realidad ella es una señora muy mayor y va al paso de la pulga) ¡Muchos besos y espero que os guste!






Melanie es la secretaria de papá, de pequeña, cuándo iba a visitar a mi padre a la oficina, ella siempre estaba pegada al ordenador y nunca me hacía caso, a excepción de cuándo  mi padre entraba, que me trataba con un cariño infinito, yo quería tener su largo pelo rubio, sus ojos marrones y su ropa, vestía de diseño y llevaba un maletín diferente cada día, a juego con sus zapatos, ahora sólo quiero arrancarle su pelo rubio plátano, romperle sus asquerosos vestidos y estamparle sus maletines en la cabeza, Kim se va a jugar y yo cojo mi abrigo y mi bolso, le digo a Alice que volveré tarde y salgo cómo un vendaval hacia la oficina de mi padre, no está lejos.
Al entrar por las elegantes puertas automáticas todo se giran a mirarme, los que saben que soy la hija de su jefe me saludan con una sonrisa y los que no, me miran preguntándose que hace una adolescente en una de las empresas más influyentes del país.
Andrea, la chica de recepción, me saluda con una sonrisa.
-Buenos días querida ¿En que puedo ayudarte?- me dice sin despegar la vista de la pantalla.
-Quiero hablar con mi padre, por favor- le digo.
-Está en una reunión cielo.
--Me da igual.
Andrea me mira sorprendida.
-Quiero hablar ahora, es muy importante.
Antes de que ella pueda decir nada, corro hacia el ascensor que está vacío y pulso el botón del piso 12, y espero, cuándo las puertas se abren, observo que Melanie no está en su puesto.
No pico y abro, para encontrarme lo que no quería encontrar, Melanie sentada en el regazo de mi padre mientras se besan, no parecen darse cuenta de mi presencia hasta que hablo.
-Esta es tu reunión importante- le digo, mi padre se gira al verme y  baja a Melanie de su regazo mientras se intenta acercar a mí.
-Aria, cielo.
-¡No!- le grito- Pudiste habérmelo  dicho, lo hubiese aceptado, pero no ¿Desde cuándo estáis juntos? ¿Por eso se fue mamá? Es increíble que me haya tenido que enterar por Kim.- le digo luchando por mantener mis lágrimas.
-Aria, tu madre se fue por su propia voluntad, Mel y yo....
-¿solo os acostáis? Por eso no nos lo dijiste.
Miro a Melanie que está sentada en la silla giratoria de mi padre cómo si la cosa no fuese con ella.
-Aria, creo que ya es hora de que empiece una nueva vida, que aceptéis a Melanie para mí es muy importante, pero si no lo hacéis..... creo que ya he sufrido demasiado.
-Cielo, no te lo tomes a mal, pero tu padre y yo nos amamos- interviene la rubia de bote.
-¡Tu lo que amas es su dinero!- le grito-En las reuniones de negocios, los viajes de empresa, las veces que no podías volver a casa por trabajo ¡Te estabas acostando con ella! Mientras tanto yo esperaba, mamá se había ido y yo estaba esperando mi beso de buenas noches, mi cuento, ¡Quería a mis padres! Pero no, ahora me dirás que no debo decir nada para guardar las apariencias.
Ambos se quedan en silencio así que me voy, corro, creo que choco con alguien, pero no me importa, sigo corriendo hasta llegar a la calle,dónde ya está oscuro, no quiero volver a casa. No por ahora, vago por las calles, podría llamar a Ally, pero se que es el primer sitio en el que mi padre llamará o tal vez se están riendo y se están acostando sobre la mesa del despacho.
Camino hasta llegar a una zona desconocida, no se dónde estoy y me estoy empezando a asustar, saco el teléfono y marco el número de Luca, pero no me lo coge, mi tía Mery, está en el extranjero, así que mi última opción es....
-¿Si?-Preguntan desde el otro lado.
-Christian-empiezo a llorar- tengo miedo, no se dónde estoy- le digo- por favor.
-Joder, espera, dime que ves- me dice.
Miro a los lados.
-Hay un restaurante, pero está cerrado, se llama ''Pot...''
-¿El restaurante de Potty? Estás cerca, no te muevas de allí.-Dicho esto me cuelga.
Asiento y sigo llorando en silencio, gente borracha pasa de largo, algunos me miran, silban, pero no se acercan y lo agradezco bastante.
Unas manos me cogen de los hombros y yo grito, grito mientras intento defenderme dando golpes con el bolso y dándole patadas.
-¿Así es cómo tratas a tu caballero de brillante armadura?
Me paro en seco, entrecierro los ojos para poder ver mejor y veo el apuesto rostro de Christian.
Las lágrimas salen.
-Mierda, no, no llores- me dice pasándose la mano por el pelo y cogiéndome de la mano, me dejo llevar hasta una pequeña casa, es bastante pequeña, pero muy acogedora, las ventanas están decoradas con macetas de flores y en la puerta hay un felpudo que pone Welcome en grande.
-¿Es tu casa?- pregunto.
-Casi- me responde.
Al entrar me encuentro con una cocina-salón, que consiste en un sofá viejo, una televisión pequeña, una mesita y en el otro extremo, un horno, un frigorífico y una mesa redonda iluminada por una tenue bombilla.
-¿Elena?- pregunta sentándose en el sofá, cómodamente, yo me quedo de pie, jugueteando con mis manos.
-¡Un minuto, cariño!- grita una voz cantarina desde arriba-Estoy bañando a Thomas.
¿Thomas? Se me hace un nudo en la garganta ¿Será su hijo? ¿Y esa su mujer? ¿Engaña a Chiara? ¿Y por que me importa?
-Puedes sentarte- me dice encendiendo la televisión.
-Estoy bien, gracias- le digo con una sonrisa observando con detenimiento la casa, me gusta.
Una mujer de unos veintinueve años baja con un niño envuelto en una toalla, ambos tienen el pelo liso muy negro.
-Christian cariño- le dice con una sonrisa- ¿Quién es tu amiga?- pregunta sentándose en el sofá con el niño de no más de dos años en su regazo.
-Es Aria- responde mientras el niño intenta sentarse en su regazo.
-Ey, campeón ¿Qué tal?
Oigo cómo la puerta se cierra de un portazo, cuándo me giro me encuentro con una niña de nueve años de pelo negro, se queda quieta y me mira, yo también la miro, es muy guapa, tal vez demasiado delgada, sus ojos azules son enmarcados por su morena piel y su denso pelo negro a la altura de los codos, lleva un vestido de color azul claro y unas bailarinas de color beige que antes debieron de haber sido blancas.
-¿Quién eres?- pregunta dejando su pequeña mochila de blancanieves en la mesa de la cocina.
-Eh... soy Aria ¿Y tu?
-Me llamo Carola- me dice sentándose en el reposa brazos del sofá, ahora los cuatro me miran, Thomas incluido.
-Yo soy Elena, es un placer- me dice con una sonrisa levantándose para darme un abrazo.-Soy la tía de Christian.
-Soy Aria, vamos juntos a clase- le digo, es una mujer agradable.
Me siento incómoda por que Carola no para de mirarme.
-Es del colegio rico- dice Christian, jugando con Thomas.
Se hace el silencio y me siento más incómoda, si eso es posible.
-Ven- me dice Carola levantándose de un salto del sofá, a pesar de ser tan pequeña, casi tiene mi misma altura.
La sigo por las pequeñas escaleras de madera que crujen cuándo las subimos, arriba solo hay un pequeño callejón con dos puertas de madera a cada lado, Carola me lleva a la que tiene un pequeño cartel con su nombre de color violeta.
Al entrar veo que es muy pequeña, tiene una cama individual con sábanas de Hannah Montana, una casa de muñecas algo vieja apoyada en la pared, dos pares de playeros debajo de la cama y un armario pequeñito, en la otra parte hay una cuna de color verde con dos peluches, los dos son elefantes, uno amarillo y otro azul.
Carola coge una  muñeca de porcelana que hay encima de su cama y me la enseña.
-Es Annie, me recuerda a ti.- me fijo y tiene razón, la muñeca tiene el pelo rojo, los ojos verdes claros y tiene unas pecas pequeñitas en el puente de la nariz.
-Es muy bonita- le digo.
-Es la única que tengo y por eso me gusta mucho, cuándo te vi, me acordé de ella.
Recuerdo que cuándo era pequeña, mi cuarto estaba llena de muñecas, de muchos países, algunas las utilizaba de decoración, tenía tantas que no me importaba, Kim también tiene muchas, pero ella prefiere los videojuegos o los juegos que impliquen correr.
-¿Sabes? Yo tengo muñecas parecidas, si quieres puedo traerte algunas- le ofrezco.
Ella abre mucho los ojos.
-¿De verdad?
-Sí, puedo darte todas, menos una que me regaló mi madre- le digo- es especial.
-Lo entiendo, esta también es especial.- Me dice mientras la peina con la mano.
-Entonces ¿Que te parece si mañana vienes a merendar a mi casa?- le digo.
-Si- me dice asintiendo frenéticamente con la cabeza.
Me coge de la mano y bajamos abajo corriendo.
-Mamá- le dice con una sonrisa.-Mañana Aria me ha dicho que mañana puedo ir a su casa.
Christian me mira, no noto nada amable en su mirada.
-Eso es genial Cariño- le dice Elena-Pero será mejor que no, no quiero que molestes.
-No es ninguna molestia, insisto- le digo.
-Bueno.... si no es molestia- dice- Muchas gracias Aria.
-¿A que hora te viene bien?
-A cualquiera- me dice sonriente.
No puedo evitar reírme.
-Pues a las cinco alguien vendrá a buscarte.
-Yo... me debería ir yendo, muchas gracias por su hospitalidad.
-Te acompaño- dice Christian despidiéndose de todos con la mano.
Cuándo estamos en la calle, Christian me coge del brazo.
-Oye, no hagas eso.
-¿El qué?- le digo mientras me arrastra para colocarme contra el muro.
-Carola no ha tenido muchas oportunidades, eso salta a la vista, y lo que menos necesita es que tu le restriegues que tienes dinero y....
No le dejo terminar por que mi mano impacta con su cara.
-¡No me estoy chuleando de nada, simplemente le he ofrecido muñecas, ¿Y sabes por qué ha aceptado? por que ella no es tan orgullosa cómo tú, la he invitado por cortesía y por que me ha tratado bien, no por lástima!- le digo gritando lo más fuerte que quiero.
Salgo corriendo y él no me sigue, lo agradezco, conozco este camino más o menos por lo que en diez minutos entro en casa, mi padre está sentado en la entrada.
-¡Aria! ¿Qué horas son estas?- me dice.
-Déjame en paz- le digo subiendo a mi habitación corriendo.
Lo que me faltaba, que ahora mi padre me regañase por llegar tarde, él me ha mentido y me ha decepcionado, se supone que debo ser yo la adolescente rebelde, la que le desobedezca, pero no, yo soy doña perfecta cómo me llama Ally de broma, no llego tarde, no soy grosera, no levanto el tono de voz, no hago nada. En cambio él nos miente a Kim y a mí para irse con su secretaria a saber dónde.
Paso por delante de Kim que está discutiendo con Alice, quiénes se detienen al verme.
-Aria- me dice Alice- cariño...
-Ahora no-Digo dando un portazo antes de entrar en mi habitación ¿Qué más puede salirme mal hoy?

2 comentarios:

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