Guerra de delegados: Capitulo 5

Cuándo abro los ojos, veo que ya es de noche, alguien me ha arropado y  ha cerrado la puerta, poco poco me incorporo, pienso en la llamada de Christian, tal vez debería  hacerle caso y volver.  Pero luego pienso en que dirán y en cómo me trataran y me entran ganas de encerrarme en mi torre para siempre, cómo en enredados, la diferencia es que ella se muere por salir de allí y yo no quiero salir de aquí.

Al final me visto, me pongo una camisa amarilla con un lazo blanco en la parte del pecho, unos pantalones cortos con estampado floral y unas zapatillas, me hago una trenza y bajo abajo, Kim no ha llegado, los miércoles tiene Patinaje así que volverá más tarde, cuándo Alice me ve me vuelve a mirar con cara de pena.

-He preparado Té, ven, vamos a la terraza.

Cuándo era pequeña tomaba Té con Alice todos los días, a mi no me gustaba mucho pero era el ''precio'' que debía pagar para poder las emocionantes historias que ella me contaba sobre su vida en París, a veces me contaba  sobre Antoine, un novio que tuvo en el instituto pero que se tuvo que alistar en el ejercito, a veces de sus padres, Aline y François, dos artistas incomprendidos que vivien en una buhardilla en la que los cuadros ocupan más de los escasos muebles,  todo, yo las escuchaba durante mucho rato y  a veces me imaginaba que yo era Alice y que vivía aventuras en un país extranjero.

Al llegar nuestra antigua mesilla de metal decorada con motivos florales acompañada de unas sillas de metal también, nos esperan al final del jardín, cuándo me siento puedo ver una tetera de color azul con unas tazas de porcelana, también hay algunas pastas y dos servilletas dobladas por la mitad encima de unos platos.

-Cariño, sé que desde que nació Kim, tú y yo no hemos tenido tanta relación, pero quiero que sepas que yo estoy aquí ¿De acuerdo? no se lo que pasó en ese instituto de salvajes, pero no estás sola.

-Alice, no me he sentido sola nunca, se que tu me cuidabas cuándo tenía la edad de Kim y yo se que ahora la tienes que cuidar a ella, no es nada, en cuanto a lo del instituto....

-No. Ahora no vamos a hablar de eso, ahora te voy a contar mi romance con mi profesor de piano en uno de mis últimos años de instituto.

Yo sonrío y me sirvo el té en mi taza, le añado dos azucarillos y la miro para indicarle que puede empezar.

-Bueno, yo estaba en mi último año de instituto, y cómo mis padres veían que mis dones para el arte eran prácticamente Nulos, pues decidieron que tal vez mi arte no consistía en la pintura, si no que era en los instrumentos, el hijo de unos amigos de mis padres llamado Alex, era miembro del conservatorio con el piano por lo que le llamaron preguntando si me podía dar clases, él aceptó, yo por aquel entonces era una chica rebelde.....

-¿Tu rebelde?-No me puedo imaginar a la recatada Alice, siendo una adolescente problemática.

-Sí, problemática, ahora calla y escucha- me dice dando un sorbo a su té- le día que él vino, sentí cómo todo en mí se revolucionaba, él era alto, fuerte, rubio y con una sonrisa encantadora, el caso, que entre mis aptitudes tampoco estaba el piano por lo que constantemente recibía regañinas por parte de Alex, hasta que un día mientras el me regañaba por no haber estudiado, me lancé.

-¿Cómo que te lanzaste?-Le pregunto dejando a medio camino la taza de Té de mi boca.

-Sí, le besé y para mi sorpresa el me correspondió el beso, lo mantuvimos en secreto, pero un día él me vino diciendo que se había enamorado de alguien más y que debíamos dejar ''esta relación estúpida que no lleva a ninguna parte''

-Oh, lo siento, Alice.

-No importa, creo que ahora se está divorciando-Me dice con una sonrisa traviesa a la que yo no puedo evitar reír.

-¿Y tu cómo sabes eso? No me digas que eres una psicópata....

-Que va, lo que pasa es que lo tengo agregado en Facebook, sí, no me mires con esa cara, tengo Facebook.

Nos pasamos el resto de la tarde riendo hasta que llega Kim llena de tierra y Alice la reprende diciéndole que debe ir corriendo a ducharse y que luego iremos a comer, me dirijo hacia mi habitación, pero en el camino oigo unas voces.

-¡Aria!
-¡Aria, no nos dejan pasar!

-Ostras que guardia más guapo

voy a la entrada y me encuentro a Ally, Luca y... Christian intentando pasar, mientras Óscar, el guardia les impide el paso, Christian y Ally intentan pasar a la fuerza puedo ver cómo Luca le mira el culo.

-Óscar, está bien, son mis amigos.

-Muy bien señorita Aria.

Cuándo les miro me fijo en Christian, me está mirando, vestido así no parece tan malo, lleva unos vaqueros y una camisa, el pelo ligeramente revuelto y las manos en los bolsillos, me mira cómo si yo le intimidase, cosa poco probable por que si nos ponemos enfrente él, calculo que medirá, un metro ochenta mientras que yo, la última vez que me miré medía un metro cincuenta.

Ally se me tira encima y me abraza con fuerza.

-No me vuelvas a hacer eso Aria, te juro que si me vuelves a dejar sola con ese grupo de mandriles con piojos te mato.

-¿Hola?-Le dice Christian.

-Tu cállate, es tu culpa que le pegaran a mi amiga- la miro mal, quiero que me explique que hace ÉL aquí- No me mires así, estoy bajo amenaza, si no te traía me iba a seguir de todos modos así que ya de paso traje al pobre chaval al coche.

-No voy a volver.

-¡Una porra!-Interviene Luca- Aún tengo que hacerte un cambio radical de look ¿Tu te has visto esas puntas? Un poco de maquillaje no te vendría mal y...

-Vale, lo pillo, estoy hecha un asco, perdón por quedar así después de que me diesen la paliza de mi vida.-Todo esto lo digo mirándo a Christian que también me mira.

-Todo está arreglado, este machote- palmea el pecho de Christian- ha amenazado a todos, esas chicas no volverán a sumar dos más dos y....

-¿Que les has hecho?

-Bueno..... ¿Sabes cómo estás tú? Pues diez veces peor.

-Ally, no hacía falta, aunque no te voy a negar que no les deseaba nada bueno a ese grupo de estúpidas.

-Aria ¿Podemos hablar a solas?-Me pregunta Christian.

Antes de que yo pueda negar Luca y Ally entran corriendo para dejarnos intimidad, él aún no ha pasado el umbral de la puerta así que le indico con la cabeza que pase y cierro poco a poco la puerta.,