Guerra de delegados Capitulo 8

Alice sigue picando a la puerta, espera que coma, o que al menos reaccione, no quiero responder, mi padre en quién confiaba me ha mentido, Kim aún es pequeña y no entiende por que me parece tan grave que papá se bese con una preciosa mujer, parecida a las princesas de los cuentos, no entiende que fui yo quién, con doce años sufrí la separación de mis padres en primera persona, veía como ambos peleaban, hasta que un día mamá se fue, papá se sumió en una depresión y dos semanas después se había convertido en un obseso del trabajo, Kim, cuya hora de irse a dormir eran las ocho

 apenas llega a darle un beso por las noches, Kim, con ocho años ya controla tanto el Skipe como lo haría un univeritario que estudia en el extranjero, para hablar con papá no le queda otra opción.

En cambio, cuándo yo era pequeña y papá era un vicepresidente y no el dueño de la compañía, llegaba a casa temprano, para jugar conmigo y poder  arroparme,, vivíamos en una casa grande, algo más modesta pero grande, mamá cocinaba, pero desde que teniamos servicio mamá no pisaba la cocina más que para indicarles a las cocineras lo que debían preparar y como preparalo, eran tiempor buenos.

 No le culpo por rehacer su vida, pero no creo que sea correcto  no comentarnos que una mujer extraña se convertiría en nuestra nueva ''mamá'' 

Decido ponerme a leer un poco, pero a los dos minutos decido dejar el libro sobre la mesilla de noche, no estoy de humor para ello.

Pasan las horas y yo sigo sentada en mi cama, no he comido, Alice ya hace dos horas que dejó de intentar entrar, mi padre estará enfadado y Kim no sabrá el por que de mi cambio de humor, pero no me quejo, yo misma me lo he buscado.

Decido empezar a empaquetar las cosas que le daría a Carola, montañas de ropa que no usaba desde hace años ahora estaban almacenadas en cajas de cartón.

Al acabar miro la hora, ya es media noche y no se que hacer, soy demasiado orgullosa como para bajar tan tranquila, sin pensarlo mucho agarro el teléfono y me quedo pensando si llamar a Ally, quién probablemente este durmiendo, bajo un poco por mis contactos y me detengo en la C, es una mala idea me repito, pero acabo llamando, suena el tono de llamada, pii,  piii, piii, me decido a colgar, pero alguien contesta.

-¿Si?- es una voz femenina, una música demasiado elevada suena  al fondo.

-Eh... Soy, Aria, déjalo ha sido una tonteria llamar.

Escucho que alguien le quita el teléfono a la mujer diciéndole algo en un tono menos amable.

-¿Quién es?- ladra Christian.

-Aria- digo escueta.

Se queda en silencio durante unos instantes.

-¿Aria que ocurre? no me digas mas, se te ha estropeado el coche y no puedes ir a comprar mas vestidos- su tono es de burla pero se que está sorprendido por mi llamada.

Las lágrimas empiezan a bajar por mi rostro  sin razón alguna. no puedo dejar de llorar y gimotear.

-Oye...No, ¿Estás llorando? No lo decía en serio, no... no llores.

-No es por eso- gimoteo- Es por que mi padre y su secretaria estaban juntos, no pensaron en mi madre, los vi y ahora estoy encerrada en mi habitación y la verdad es que no se por que te cuento esto si total tu estas de fiesta, adiós.

-No, quieta ¿Encerrada? voy para allá, pero no llores.

-Pero... tu fiesta.

-Es un coñazo va a ser más divertido entrar en tu impresionante casa sin ser visto.

-Puedo avisar de que te abran...

-¿Y perderme toda la diversión?

No puedo evitar sonreir mientras que con la manga de la chaqueta me seco las últimas lágrimas.

-Hay cámaras en la zona de la verja pero la de la zona del jardín de atrás está estropeada- le digo sin dejar de sonreir.

-Vaya, si la señorita se preocupa por mi.- puedo ver desde aquí, sin verle, su sonrisa de autosuficiencia.

-No es que me preocupe, es solo que no quiero despertar a toda la casa por un chico que se quiere colar en casa.

-Yo no quiero colarme en tu casa, TÚ quieres que me cuele en tu casa para poder hablar conmigo.

-Eso no es cierto.

-Entonces voy a colgar y a volver a la fiesta.

-Espera- le digo alterada de repente.

-Muy bien, repite detrás de mi.

-Idiota...

-Yo Aria, quiero que vengas a mi casa para poder hablar por que estoy terriblemente enamorada de ti.

-No voy a repetir...

-Estoy a dos manzanas de tu casa, pero puedo volver.

-Quiero que vengas a mi casa por que no quiero despertar a mis amigos, y como tu eres....tú sabía que estarías despierto y pensé que tal vez me animarías un poco ¿Que tal?

-Mmm... está bien, pero se que te gusto.

-Cállate.

Su risa se oye fuerte en medio de la noche, cuando me asomo a la ventana le veo debajo, me saluda de manera graciosa, yo niego con la cabeza sonriendo.

Corro abajo para abrirle, me cruzo con mi padre y Kim en el comedor están riendo, pero yo no les miro.

Al abrir la puerta Christian está sentado mirando su móvil de manera distraida.

-Has tardado una eternidad, tu casa es grande pero no tanto- me dice levantandose.

-He venido corriendo.

-Lo se- me guiña un ojo.

Le guio hasta las escaleras, a mitad de camino mi padre aparece.

-Aria- la voz de mi padre es seriedad mezclada con miedo.

-¿Qué?- pregunto sin girarme.

-Tenemos que hablar ¿Quién es? bueno, no importa tenemos que hablar de....lo que viste.

-Papá, él es christian, un compañero de clase, vamos a estudiar arriba, lo que vi esta muy claro, ahora si me disculpas.

Empiezo a subir las escaleras de dos en dos, Christian me sigue.

-Wow, vaya tensión- Christian sonríe.

Para cuando me doy cuenta Él está en mi habitación, Christian en MÍ habitación, los dos solos, él cierra la puerta, lanza su móvil encima de mi cama y echa un vistazo a todo, tal vez debería haber quitado mis posters de Sakura Card Captor y Sailor Venus, pero a él no parece llamarle la atención.

Mira con atención mis dos armarios zapateros repletos de zapatos, de los cuales solo me pongo los de tacón negros para actos elegantes, los mocasines para el uniforme y las deportivas para vestir.

-Bueno....¿Ahora qué?- me pregunta sentándose en mi cama.

Si, Aria ¿Ahora qué?