Guerra de delegados: Capitulo 9

Cuándo era pequeña, había una niña en mi clase, se llamaba Amber y siempre se reía de mi forma de ser, yo, era más reservada, tímida y prefería atender en clase más que mandar notitas, por lo que hubo un tiempo en el que ella, con el poder que ser la más popular de la clase le brindaba, hizo que todos mis compañeros me hiciesen el vacío, a la hora de comer, me iba a la enfermería, en la que comía sola, a la hora de realizar trabajos en grupos, siempre era aquella en el que el profesor se veía obligado a ponerme en un grupo al azar mientras me miraba con cara de pena, pero todo eso cambió cuándo Ally vino al colegio, cuándo llegó, a mitad de curso, con esa ropa tan rockera, su melena con mil mechas de colores y su ingenioso humor, nos sorprendió tanto su personalidad como su físico, para mi sorpresa se me acercó cuándo yo estaba a punto de irme a comer sola, evadiendo las miles de preguntas que los demás decidían hacerle, ''¿Comemos juntas?'' así comenzó nuestra amistad, esa es una historia fácil de contar, pero la mía con Christian no lo es tanto.... han pasado dos semanas y todo está siendo un desastre, todo empezó la noche que vino a ''rescatarme'' de mi encarcelamiento....

-Bueno...¿Y ahora qué?- me preguntó.

-Ehh.... pues no lo se- le respondí mirando en todas direcciones.

Solo había tenido novio una vez y la verdad no se si podía considerar novio, salimos durante un campamento de verano, con doce años, él era guapísimo, el típico chulito que esconde un gran corazón, todos nos emparejaban así que decidimos empezar la relación más estúpida del mundo, no nos sentábamos nunca juntos, nos daba vergüenza, mis compañeras de cabaña no paraban de decir lo monos que eramos juntos, pero nosotros no nos dirigíamos la palabra, el último día lloré por todas mis amigas, pero todos creían que lloraba por separarme de Allen, yo no lo negué pero creo que ambos sabíamos que no llorábamos el uno por el otro, chateamos un tiempo después del campamento, un día me dijo que una chica de su clase, Martina, le había pedido salir y que no sabia si aceptar, yo le animé a decir que si, al día siguiente me dijo que debía eliminarme por que a Martina no le caía bien, la verdad es que tampoco me afectó mucho, pero si me dio pena que Allen fuese a salir con alguien tan posesiva como para hacerle bloquear a una chica a la que probablemente no fuesen a ver nunca más.

-Bueno, tú me has llamado seguro que algo se te ocurre- la voz de Christian me saca de mis recuerdos, ahora está a dos pasos de mí, mirandome fijamente.

-Quiero saber una cosa- le digo.

-Dispara- responde volviéndose a sentar en mi cama.

-El primer día, el día que nos conocimos.... ¿Por que me trataste así?- él se revuelve en la cama visiblemente incómodo.

-Ya te lo he dicho, lo siento, no se me dan bien los cambios.

-Si, pero quiero saber....¿Que lleva a una persona a tratar mal a otra sin motivo?

-Joder, mira que te gusta remover el pasado, te he pedido perdón y he venido cuando a la princesa le ha venido en gana ¿No es suficiente disculpa?- ahora está de pie, me saca más de una cabeza y media , pero por algún motivo no me intimida.

-No es eso, yo no te guardo rencor ¡Además nadie te ha obligado a  que vengas!

-Me marcho.

-No- no se por que pero quiero que se quede.

Christian se queda petrificado a medio camino de la puerta.

-¿No...No quieres que me vaya?

-No, quiero tener a alguien con quien hablar- estoy siendo lo más sincera que puedo mientras me pongo como un tomate.

-¿Aunque sea un chico que te ha humillado? No sabía que estabas tan necesitada- pregunta.

-¿Yo necesitada? eres tú el que ha venido a los dos minutos de mi llamada.

-Te lo tienes muy creído.

-Y tú eres un chulo.

-Pija.

-Egocentrico.

A medida que íbamos insultándonos nos encontrábamos más cerca el uno del otro, y más....

Él agacho su cabeza para susurrarme algo de cerca, de manera que nos pudimos mirar a los ojos.

-Pero... no debo....- no me lo está diciendo a mi, es más como un recordatorio.

-Pues no lo hagas- le susurro, sin apartar la mirada.

-Quiero hacerlo- me contesta.

Lo siguiente que recuerdo son nuestros labios uniéndose, a él subiéndome en brazos de manera que mis piernas quedaban enroscadas sobre su cintura, sus brazos agarrandome por la cintura y mis manos revolviendole el pelo.

-No besas mal- le digo entre beso y beso.

Su sonrisa se hace más grande.

-Soy el mejor....

Ambos sonreimos.

Pero unos toques en la puerta nos interrumpen.

Christian me baja suavemente visiblemente molesto.

-Señorita Aria ¿Puedo pasar?

-Adelante.

Laura, una de las sirvientas mas jovenes entra cargada con dos bandejas.

-El señor me ha mandado para traerle a usted y a su...amigo, algo de cena.

Laura mira a Christian y se sonroja, se gana una mirada por mi parte.

-Puedes retirarte Laura- le digo entre dientes.

-Claro, Disculpe.

Cuándo cierra la puerta Christian se está riendo.

-''Puedes retirarte''- dice imitándome.

-Oye, te estaba mirando.

-Suele pasarme.

-Idiota.

Sonríe.

-Oye debo irme, ¿Nos vemos el lunes?

-Claro.

Antes de que pueda ofrecerme a acompañarle hasta la puerta, ya está cogiendo una rebanada de pan con mantequilla de cacahuete de la bandeja que Laura había dejado.

Me siento en mi cama lentamente, me acabo de besar, un beso de verdad, que ha durado unos 15 minutos como mínimo, con Christian, un chulo y un prepotente, que por cierto, besa de miedo.

No puedo evitar sonreír como una boba.

                                                   ********

(Christian POV)

Al bajar las escaleras, me encuentro de nuevo con la chica que nos había traido la cena, tiene el pelo castaño, ojos marrones y es delgada y alta, puedo sospechar que lleva gafas, ya que tiene marcas a ambos lados del puente de la nariz, debe de tener unos 22 años, aunque parece más joven,  está limpiando la mesita de la entrada, está tan concentrada que no se da cuenta de que me estoy acercando.

-Adiós- le digo, ella se sobresalta y acaba tirando al suelo uno de los platos sobre el cual había colocadas unas flores de manera elegante, afortunadamente no se rompe.

-Lo siento- le digo agachándome para ayudarle.

-¿No se ha roto? es el plato favorito de la señorita Aria.- parece preocupada, es un simple plato, muy bonito si, pero un plato al fin y al cabo.

-Tranquila, no está roto pero es solo un plato- le digo.

-La señora, cuando vivía aquí, le encantaba decorar platos de porcelana, la señorita Aria, siguió los pasos de su madre y decoró su primer plato, cuando la señora se fue, dejó de hacerlo, este es el primer plato que hizo junto con su madre así que es especial, ahora si me disculpas tengo que trabajar.

Se va con el plato entre las manos y yo me voy.

Al salir recuerdo mi beso con Aria, espectacular, nunca se me habría ocurrido besarme con ella, pero por algun motivo estos días, no había dejado de pensar en ella, Dios, era un cursi.

Al llegar a casa, Carola esta bebiendo un vaso de agua.

-Enana ¿Que haces despierta tan tarde?

-No puedo dormir ¿Has ido a ver a Aria?

-Puede ¿Por que?

-Mola mucho, es genial.

-¿No dirás eso por las cosas que te va a dar?- le pregunto mientras la acompaño a su habitación.

-Claro que no, ella es genial y punto- me repsonde seria.

-Sí, si que lo es.

-¿Te gusta?- me pregunta emocionada.

Me quedo un rato en silencio mientras le tapo.

-Digamos que me siento atraído por ella ¿Y que?, ella volverá a su colegio de pijos y yo me quedaré aquí.

-Aria no es así, además tu también le gustas.

-¿Si?

-Claro tonto, las chicas notamos estas cosas.

Le sonrío.

-Buenas noches enana.

-¿Sabes? Aria ha llamado a mamá, mañana va a venir a dejarme los regalos, así que arreglate y ponte guapo.

Suelto una carcajada.

-Lo intentaré.